La primera milonga fundada en China, el Club Ater, cumplió diez años y lo celebró el sábado por la noche en Beijing con una gran pista de baile, donde un centenar de personas demostró que el ritmo del 2x4 está más vivo que nunca y que cada vez más chinos se enamoran de la cultura del tango. Para celebrar este aniversario, la milonga -que funciona en Zi Zhuqiao, un barrio al oeste de la capital- se trasladó para esta ocasión al salón de un importante hotel de Beijing, donde las parejas, abrazadas, se movían circularmente por una pista, muy iluminada y cercada por espejos; otros, a la espera de su turno, se abanicaban mitigando el calor o tomaban vino mendocino, la bebida que le dio otra nota argentina a la velada. “El tango en China arrancó fuerte hace unos años, pero crece muy rápido", contó Ou Zhanming, conocido como “Gaviota”, periodista chino que vivió varios años en Argentina y es miembro de la Academia Nacional del Tango. "En 2013, cuando Beijing fue sede del Mundial de Tango, participaron una veintena de parejas chinas y, este año, en las semifinales, en Nanjing, fueron 110 y sigue creciendo. En 2011, sólo en tres ciudades chinas había clubes de tango y ahora hay milongas todas las semanas en 32 ciudades”, detalló.
“El tango me cambió la vida, mi pensamiento, todo fue mucho más positivo y quise compartir esto con los demás”, explicó Daidai, sobre el germen de su milonga, que hoy, además, es una “escuela en todo el país con muchísimos alumnos”.
El club Ater -Argentina Tango Dancers-, fundado en 2007, es el primero que se inauguró en China y actualmente organiza milongas dos veces por semana en Beijing a la que acuden, por noche, un promedio de 60 personas. Su fundadora es Daidai Li, una ex profesora de Química de secundario que un día, hace más de una década, conoció, de pura casualidad, a unos alemanes que bailaban tango. Gracias a esta globalizada triangulación, el flechazo fue instantáneo. “El tango me cambió la vida, mi pensamiento, todo fue mucho más positivo y quise compartir esto con los demás”, explicó Daidai, sobre el germen de su milonga, que hoy, además, es una “escuela en todo el país con muchísimos alumnos”. Ataviadas en sus mejores vestidos con obligados tajos y unos tacos afilados, las chinas se entregaban a sus compañeros, malevos asiáticos que las atraían hacia sus cuerpos para dibujar juntos figuras complejas y ochos arriesgados. La noche siguió con sorteos –trajes, zapatos y hasta un viaje a Buenos Aires-, tuvo su punto culmine con una sensual presentación de los bailarines argentinos, Luis Ramírez y Analía Carreño, quienes hicieron delirar al público, y promedió con el repertorio de la orquesta Fusión Tango. La milonga se extendió, entre sushi, frutas, pescados y vino tinto, hasta bien entrada la madrugada. “La fascinación china por el tango es el baile, el abrazo, es tocarse. En China, fuera del tango, no pasa, porque tenemos un espíritu muy tradicional y la gente no se toca, especialmente los solteros. Acá, una china soltera y linda abrazada a un desconocido sería increíble, excepto por el tango, que es una historia de amor de tres minutos”, definió Zhanming.
“Los chinos –agregó Xu- somos más cerrados y distantes pero, en nuestro corazón, somos lo mismo y el tango es una forma de abrirnos y enfrentar sentimientos reales, todos los chinos estamos buscando comunicarse con el mundo, sólo que nuestra forma es diferente”.
Además, explicó el investigador, las canciones “son una ventana de la cultura argentina para conocer más a los porteños, las calles de Buenos Aires y su pensamiento. La gente se da cuenta que es una cultura y los chinos quieren saber qué están bailando”. El consejero de Cultura de la embajada argentina en China, Juan Manuel Cortelletti, felicitó a la milonga por "difundir el tango" y entregó un certificado de apoyo que “acredita la trayectoria del club, la experiencia y la capacidad para enseñar el tengo de manera adecuada y tradicional”. “La escuela realiza una extraordinaria contribución a la difusión de la cultura del tango en China, a través de cursos, exhibiciones e invitaciones a bailarines argentinos. Ater ha despertado la afición por el tango en miles de habitantes de China y enseña la tradicional danza argentina de manera adecuada y con alto profesionalismo”, certificó el embajador en China, Diego Guelar, a través de un documento que se le entregó a su fundadora. Para Cortelletti, uno de los pocos argentinos en la noche, “el tango trascendió las fronteras del mundo y el interés está creciendo mucho en China. Está muy presente con el Mundial de Tango en Nanjing, en milongas como esta, y en conciertos como el del próximo lunes, en el Conservatorio de Beijing, donde se realizará un homenaje a Carlos Gardel”. La dupla Carreño-Ramírez, que baila en espacios porteños como Señor Tango y Esquina Carlos Gardel, son pioneros en hacer pie en China y, desde hace varios años, giran por los mejores escenarios del gigante asiático. “Vinimos en 2009 y veo que cada vez hay más gente que baila y más estudios que se abren. La gente se enamora de la música, de la danza, del abrazo, de la cultura y de la conexión y lo hacen propio”, contó él. Otra de las presentes fue Shirley Xu, célebre bailarina que salió tercera en el Mundial de 2014 y es una de las promotoras y activistas más potentes de esta danza en su país. Ex bailarina de ballroom, Xu, risueña, contó que su romance con el tango comenzó en 2009, cuando fue a un seminario en Beijing con argentinos. “Simplemente lo amé, sin razones”, dijo. “Me gusta la música y, aunque no entiendo bien las letras, tocan mi corazón. Cuando fui a Buenos Aires entendí que el tango está vivo y que es una expresión puramente argentina pero, también, es un puente”, sostuvo. “Los chinos –agregó Xu- somos más cerrados y distantes pero, en nuestro corazón, somos lo mismo y el tango es una forma de abrirnos y enfrentar sentimientos reales, todos los chinos estamos buscando comunicarse con el mundo, sólo que nuestra forma es diferente”. Xu encontró una original manera de articular ambas culturas con un proyecto que lanzará a fin de año en el que integrará bailarines argentinos y chinos para combinar el tango con leyendas de su país, como la tragedia de “Los amantes mariposa”. “Será una buena forma de seguir promoviendo el tango”, auguró.